9.8.13

Lo único que quería, lo único que siempre he querido, era escapar. Estar en algún escondrijo donde poder acurrucarme y sentirme segura, entre cuatro paredes, sin nadie que me señalara ni me gritara. Pero aquí estaba al descubierto, a la vista de todos. Podría haberme rendido, dejarle hacer lo que quisiera, como llevaba semanas haciendo, pero entonces ocurrió algo.
Cuando ella extendió la mano y me agarró por el hombro, algo se quebró en mi interior. Se rompió de golpe, como un hueso o una rama; una rotura limpia